Ya hace más de seis horas q ha comenzado la navidad en argentina. Y si bien yo nunca le otorgue un valor mayúsculo a esta celebración, es mas la tome siempre con cierto rechazo, esta podría calificarse como una de las peores y más solitarias navidades.

Como prueba de esto sobra este escrito.

Si bien esta es una fiesta netamente religiosa, la cual realmente no me importa, el hecho de saber de q mucha gente la celebra y es feliz durante ella, me lleva a mezclarme con la masa y cargar en ella ciertas expectativas.

Algunos renglones atrás mencione la palabra solitaria, y esta no hace referencia directa a la falta de compañía. Sino q la compañía no fue completa. No podría quejarme jamás de compartir la cena con mi familia, la cual siempre deja un lugar vacante. Pero el hecho de no poder estar juntos a aquellos amigos q hacen q la famosa navidad tenga un significado festivo me ha afectado, no al nivel de generar lagrimas y depresión, lo cual hubiera sido algo digno de rescatar, sino q ha transformado esta noche en algo común, y mas común q las normales.

Todo esto me ha llevado a pensar como las cosas van perdiendo sentido a lo largo de la vida y a la capacidad de las personas, o al menos de mi persona, de eliminar súbitamente eso, q hasta hace algún tiempo atrás, formaba una parte importante de lo q somos.

Las innumerables supresiones y construcciones q hacemos a lo largo de esta efímera existencia nos llevan a ser objetos descartables. Creo q por este motivo aquellos q logran llegar al final de sus días con las mismas firmes convicciones q rigieron toda su vida son hoy tan admirados. Lamentablemente hay muy pocos casos para citar, el único q viene a mi mente es el de Ernesto “CHE” Guevara (y nos ponemos de pie), aunque pensándolo mejor, podríamos agregar a Rodolfo Walsh, la única persona, de la cual yo tengo conocimiento, en redactar su conmovedora y poética sentencia de muerte con aquella Carta abierta, llena de dignidad, para la inmunda junta de fascistas gobernantes.

Realmente no se como llegue a convertir una opinión navideña en este texto de reivindicación política, creo q es gracias a la libertad tan mágica q dan las letras o a mi imposibilidad de seguir un hilo conductor. De todas formas, ya es demasiado tarde en los relojes atados a las muñecas de lo normal y permitido como para q siga escribiendo. Y aunque deseo hacerlo, hay ocasiones en q es mejor aceptar las agujas de lo cotidiano para seguir subsistiendo en esta normalidad tan anormal.