Vagabundo del Dharma
28 de agosto de 2008,19:06
LA FIESTA




Habíamos llegado minutos pasadas las 4 de la mañana a la vieja casona de San Telmo. Después de recorrer varios bares de la zona, y darnos cuenta de q nada novedoso iba a ocurrir, decidimos aceptar la invitación de aquel transeúnte q se acerco a pedir fuego.
Fue así q los seguimos unas cuantas cuadras hasta llegar al lugar de la fiesta. Entramos y todos nos miraron con esa cara de sorpresa q se pone cuando alguien ajeno entra en un lugar equivocado, nuestra primera sensación fue tensa, pero minutos después ya bailábamos y saltábamos como uno mas de los amigos del cumpleañero.
La noche no había comenzado bien, al menos para mí. Una vez más había sucumbido al deseo de llamarla para avisarle de mi visita a la ciudad, ella como siempre sonó encantada por el teléfono y renovó mis esperanzas, ingenuas esperanzas, de vernos. Algo q no ocurrió, aunque en esta ocasión decidí dejar de hacerme cargo de su maldita adicción a la ciclotimia, y salir a disfrutar la noche con amigos.
La pista de baila se había convertido en el altar de ritos sicodélicos, lo cual me puso nervioso, así que me dirigí a la improvisada barra donde siempre me siento más a gusto. Saque de mi bolso el paquete de cigarrillos importados, regalo de mi hermano de su viaje por Europa, y encendí uno para acompañar el bourbon.
Entre pitadas trato de abstraerme del caos en q se ha convertido la casona, hasta q algo me devuelve a la realidad. No fue poca mi sorpresa al sentir q alguien olfateaba mi nuca. Al darme vuelta una hermosa boca roja susurra en mi oído “perdón, siempre me ha gustado el olor a los cigarrillos negros mezclado con perfume. Espero no haberte ofendido.”
Para cuando ella termino de decir estas palabras, con un español medio raro, yo ya estaba enamorado de cada una de las partes de su cara, entregado a su voz e hipnotizado por su sonrisa. Ella lo noto al instante y haciendo un gesto ampuloso extendió su mano y me dijo “Sophie, un gusto”, para luego quitarme el cigarrillo y darle una extensa calada.
Sophie LeClair era una chica francesa q había venido a Argentina a mejorar su español y conocer algunos lugares turísticos, hacia tres meses q estaba en el país y esta era su ultima semana. Su vocación de actriz se percibía en cada uno de sus histriónicos movimientos.
Minutos después sentados en la terraza, hablábamos, reíamos y nos dedicábamos a vaciar la botella q ella había capturado de un cuarto detrás de la barra. El amanecer nos encontró ebrios y prometiéndonos amor eterno.
A media mañana ya no había nadie en la casa y decidimos irnos, pasamos por un mercado y llenamos dos carros con provisiones, compramos cientos de cigarrillos en la esquina de su casa e hicimos la última parada en la librería de usados de enfrente. Mientras yo cargaba con las bolsas, ella abrió la puerta y entramos al edificio.
Los 7 días q siguieron los pasamos encerrados en su departamento alquilado de Palermo. Estábamos todo el tiempo tirados desnudos en algún rincón del monoambiente, fumábamos, leíamos, cogiamos, desconectados de la realidad, no teníamos noción del tiempo, a decir verdad no teníamos noción de absolutamente nada. Solo nos importaba ese universo paralelo q se había creado entre nosotros.
Escapábamos al sueño hasta caer rendidos de cansancio, para horas después despertar abrazados.
Estábamos alcanzando la eternidad, o al menos eso creía yo hasta el día q desperté solo en el departamento. En ese momento mis pies volvieron a tocar tierra y me conecte a la realidad para leer la nota de Sophie q decía: “fue una hermosa fiesta”.
 
Palabras escritas por: big bambula
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10 de agosto de 2008,20:32
LA ERA DE LA DESNUDEZ
"¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves? Cuando la mentira es la verdad."

Para mi comenzar a escribir algo es como emprender un viaje, porque siempre decido el itinerario pero indefectiblemente termino en cualquier parte.
Esto surge de la lectura de cosas viejas mías y de muchas cosas mas; pero no se por q me resurgieron las ganas de escribir. Quizás sea por el cierre de una etapa q me dejo pocas cosas, aunque las q me dejo son buenas, o tal ves por el hecho de saber q me espera un año complicado, o por las dos juntas. Lo q importa es q tengo deseos de escribir. Realmente no se sobre q hacerlo, pero por suerte tengo tiempo necesario para pensar, mirar el monitor leer lo q mis dedos han hecho y retomar un hilo conductor (aunque no parezca). Podría hablarles de lo enviciada q esta mi vida, pero seria más de lo mismo, podría hablarles de tristezas y complicidades, pero en esta noche realmente serian mentiras. La verdad es q me siento bien (no me atrevería a decir feliz), vivo y siento por primera ves lo q es cerrar un ciclo.
Y esta ves me doy cuenta lo q significa, no solo para mi sino para los demás q nos rodean. En otro modo me siento parte, aunque sea de algo q no estoy seguro de querer ser parte; cuando uno vive fuera de todo es difícil estar dentro. En la mayoría de los casos no puedo evitar pensar que ser parte no es otra cosa q masificarse, convertirse en eso q unifica y degrada al ser humano, que nos quita parte de lo q somos y nos envuelve a todos juntos para regalarnos a la mediocridad.
Todos estos pensamientos no hacen mas q alejarnos de todo, nos alejan de la realidad, mejor dicho de su realidad, y nos instalan en una realidad paralela, la cual nos lleva a la soledad. Al exacto momento en q comprendemos que esta vida solitaria es un precio que pagamos para evitar la vulgarización. Esta en nosotros saber si pagamos mucho o poco.
 
Palabras escritas por: big bambula
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