No puedo negar que mi mente tiene una extraña y obsesiva adicción a la paranoia, capaz de imaginar y creer posible todo tipo de complot en mi contra. Como toda adicción es perversa, pero esta, sin lugar a dudas, es la más cruel y dolorosa. Tiene la capacidad de generar sentimientos nefastos y teñir lo que quiero de una total oscuridad. Provoca resentimientos que quedan incrustados en el subconsciente que, aunque irreales, perduran en el tiempo y afectan todo tipo de acción.
Todo es mentira, solo sos uno más que busca lastimarme, que intenta poner el ultimo ladrillo en la pared que complete la barrera q me separe definitivamente del mundo, al que ustedes llaman real.
Todo esto es una guerra asimétrica y desleal. Mis defectuosas tácticas y los pocos que me acompañan en derrumbar ladrillos, no pueden contener a los miles que se esfuerzan por terminar el muro.
Tan solo por esto no puedo creer todo lo q decís, y no me permitiré quererte hasta el día que te vea con un martillo en la mano, luchando a mi lado, para derribar la muralla que me rodea.